Harry Potter Magical Wand

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jueves, 31 de octubre de 2013

Por favor, no te vayas.

Bueno, este es una de mis historias, y es para eso que creé este blog, espero que les guste♥



[James]
Me desperté con un dolor fuerte de cabeza, mi corazón latía rápido y mis oídos zumbaban. Minutos después, todo pasó. Últimamente había estado teniendo unos extraños dolores en diferentes partes de mi cuerpo.

Me dormí de nuevo, ya que tendría clases al día siguiente.

Desperté al escuchar mi alarma y me dirigí al baño a arreglarme.Bajé las escaleras sosteniéndome con cuidado de las escaleras.

—Buenos días— dijo mi madre y me besó la frente. Me dio mi desayuno y cuando terminé salí de la casa a la escuela.


Estaba sentado en mi banca, sufriendo en silencio. Era hora del almuerzo, pero no tenía hambre. Una chica pálida, de cabello y ojos oscuros me miró y sonrió.


—Hola— dijo ella con una mirada brillante. Era muy bonita y realmente no sabía porqué me hablaba si las chicas bonitas no lo hacían. Ella era nueva, ahí está todo.
—Hola— respondí poniendo la mejor sonrisa que pude.
—Soy Alessa, ¿y tú?
—Soy James.
—Mucho gusto. Oye, James, ¿te encuentras bien?
—Sí.
—¿Seguro?
—Sí, ¿por qué?
—Oh, por nada.

La clase comenzó. La profesora nos pidió salir a la cancha de fútbol.

—¿Te gusta esta clase?— me preguntó Alessa.
—No mucho— respondí. El sol estaba a todo lo que daba. Me molestaba mucho, y no me estaba sintiendo bien. Cerré los ojos y suspiré profundo, pero el oxígeno no lograba llenar mis pulmones. Todo me dio vueltas y caí de rodillas, me sostenía con mis brazos, pero me sentí débil y cuando me di cuenta mi mejilla ya estaba tan cerca del pasto como era posible.Todos se pusieron a mi alrededor y la profesora pidió que me dejaran espacio para respirar. Me levanté con su ayuda y me ayudó a llegar a la enfermería.
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Abrí los ojos lentamente y luego me apoyé sobre mis codos.

—Oh, James, es bueno que hayas despertado. No te preocupes ya llamamos a tu casa, vendrá tu madre a recogerte en unos minutos— me explicó la enfermera, contestando a mi pregunta aún no hecha.
—¿Cuánto tiempo llevo inconsciente?— pregunté.
—Estábamos a punto de llamar a una ambulancia. Las clases casi acaban.
—¿En serio?
—Sí, pero tranquilo. Cuando tu madre llegue, verá cómo hacerte sentir mejor. Ahora, come esto— me dio una galleta y un jugo. Y qué bueno que lo hizo porque yo necesitaba azúcar.

[Alessa]
En cuanto sonó el timbre, salí disparada hacia donde me dijeron, era la enfermería. Quería ver qué había pasado con James. El chico de verdad me asustó.

—Hola— dije mientras entraba en la oficina de la enfermera —. Uh, ¿sigue James Maslow aquí?
—Sí, ¿qué necesitas?
Quería saber si se encuentra bien.
—El está bien.
—Uh, gracias.— salí de ahí y esperé a que James saliera, lo cuál fue sólo unos minutos después de que yo hubiera salido —¡Hola, James!— exclamé al verlo salir —¿Cómo te sientes? ¿Qué te pasó? ¿Te duele algo?— pregunté apresurada.
—Estoy bien, es sólo que se me bajó el azúcar.
—¿Vas a tu casa? T-te puedo acompañar si quieres.
—Gracias, pero pasarán por mí.
—Ah, okay. Nos vemos luego— él se despidió y caminó lentamente hasta la puerta de entrada. Ese chico era perfecto, me gustó desde que lo vi. Pero creo que si se lo dijera sería un tanto raro.

Caminé, como todos los días, a mi casa, entré directamente a la cocina porque olía realmente delicioso.
—¿Cómo te fue?— preguntó mi padre
—Bien— sonreí.
—Qué bueno. Veo que te ha gustado el primer día de clases.
—Sí, así es.
—¿Qué tal los maestros?
—Oh, son buenos— dije seguido de un suspiro.
—¿Y tus compañeros de clase?
—También bien— automáticamente pensé en James. Hasta ahora no había estado con ninguno de mis compañeros, sólo con él.

[James]
Llegué cansado a mi casa y me fui directo a mi cama. Suspiré y escuché a mi mamá hablando por teléfono abajo. Estaba hablando con mi padre y estaba preocupada. Colgó y llegó otra llamada. Era de su trabajo, lo supe por cómo hablaba. Unos minutos después colgó y subió a mi cuarto.

—James...
—Sí, ya sé, tienes que viajar.
—Te prometo que no serán más de tres días y no te dejaré con tu tutora, Ali vendrá a pasarse ratos contigo.
—¿Ali vendrá?— hacía años que no veía a mi hermana mayor y la idea de que estuviera conmigo me emocionaba.
—Sí, así es— sonrió mamá. Pasó su mano por mi cabello y luego la bajó a mi rostro—.Mi avión sale esta noche, Ali te llevará a la escuela mañana.
—Puedo ir solo.
—No, no te dejaré conducir mientras no estoy.
—Mamá, ya tengo diecisiete...
—¿Y?— puse los ojos en blanco — Baja a comer algo, ¿sí?
—Claro— salté de mi cama y bajé las escaleras con cuidado.
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—Si necesitas algo, me llamas— dijo mi hermana mientras me dejaba en la escuela.—Sí, mamá— puse los ojos en blanco —.Ali, nada me va a pasar, me encuentro bien, de verdad.
—Más vale prevenir que lamentar, Jamie.
—Adiós, Ali.
—Adiós, hermanito.

Entré a la clase de artes y miré a Alessa. Se veía muy linda con el vestido que traía puesto, era un estilo loco que combinaba. Vi que tampoco traía puesto mucho maquillaje y sonreía, tenía la sonrisa más bonita que jamás vi. Se me acercó y me saludó casi perforándome con sus profundos ojos café.

—H-hola, Alessa.
—Hola, James, ¿cómo estás?
—Muy bien.
—Oye, me preguntaba si querrías salir al cine o algo...— me dijo tímida.
—Uh, sí y te puedo enseñar la ciudad, con eso de que te acabas de mudar....
—Me encantaría— un rubor rosa se apropió de sus mejillas.
—¿Te parece después de clases?
—Sí.

Y así estuve toda la clase y el resto de ellas, dándole a Alessa sonrisitas y miraditas muy típicas de una pareja enamorada.

[Alessa]
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James recién me había invitado a salir (aunque yo tomé la iniciativa) y estaba que explotaba de emoción. En serio me encantaba y no sólo por cómo lucía, porque él era guapísimo, sino porque era tímido y adorable.
A la hora de salida su hermana iba a recogerlo, pero él le explico sobre nuestra "cita", bueno para mí, eso era.
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Anduvimos dando muchas vueltas por el centro comercial y él me contaba cada detalle de cada cosa; y así me gustó más.

[James]
Íbamos saliendo del centro comercial y me dio un fuerte dolor en el pecho, lo disimulé lo mejor que pude para que Alessa no se preocupara. Al parecer ese dolor pasó desapercibido y ella no se dio cuenta para nada de qué había pasado.

[Alessa]
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Pasaron varios meses. Para ser exactos, tres meses y yo ya estaba segura de estar enamorada de James. Para él, sólo éramos amigos, a pesar de haber pasado todas la vacaciones de navidad y más tiempo juntos.
En realidad eso no me preocupaba mucho, me preocupaba más cómo estaba él. Cada día yo veía que él estaba más pálido y débil, pero me decía que no pasaba nada, que estaba perfecto. Casi siempre era la excusa de "No he dormido bien", o la de "He estado ocupado cuidando a Ali y su bebé".
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—James, ya dime, ¿qué te pasa?
—Nada, Alessa, ya deja de preocuparte.
—James David Maslow, estuviste a muy poco de caerte por las escaleras, no me digas que sólo te tropezaste.
—Me mareé un poco, ¿qué hay de malo con eso?
—¿Te das cuenta de que puede ser algo más que un mareo? Puede ser algo peor, puedes tener alguna enfermedad, o algo...
—Alessa, ya, no seas ridícula, ¿crees que si me estuviera pasando algo no te lo diría?
—Está bien, te voy a creer.

Él tenía razón, no me ocultaría nada y menos si algo con él estuviera mal.

[James]
¡Maldita sea! Ya me estaba cansando de ocultarle cosas a Alessa, ella era mi única amiga y se preocupaba por mí. Vamos, James, dile, dile que estás enfermo....

—Oye, Alessa...
—¿Sí?— ¡oh, Dios! ¿por qué la hiciste tan adorable? No podía borrarle esa sonrisa... sería inhumano....
—¿Sabías que me gusta mucho tu sonrisa?
—¿Ah, sí?— respondió con las mejillas rojas.
—Por supuesto, ¿a quién no le gustaría?
—Pues gracias, James. Tú también tienes una bonita sonrisa y unos ojos hermosos.
—Gracias— contesté con las mejillas rojas también, sólo que lo mío era natural. Me saqué los lentes, no sé porqué, y miré hacia otro lado —. Nunca nadie que no fuera mi mamá o mi hermana me había hecho un cumplido— pensé en voz alta.
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Desde ese grandioso día en el que me di cuenta de que Alessa me gustaba, me había empezado a sentir peor, pero no le dije a nadie, ni siquiera a mis padres, ni mis hermanos.
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Dos meses después sentía que de verdad me estaba muriendo, estaba sentado en mi cama, sin hacer nada y un dolor muy fuerte me dio en el pecho, luego, subió hasta la cabeza. Me mareé demasiado. Le llamé a mi mamá a gritos, a pesar de que me faltaba el aire. Ella llamó a la ambulancia rápidamente y yo sólo caí al suelo.
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Desperté en el hospital conectado a muchas máquinas y otros aparatos. Lo único que podía pronunciar era el nombre de la chica que más había amado en mi vida: Alessa.

—James...— escuché a mi madre sollozar.
—¿Mamá? ¿Qué ha pasado?
—Oh, mi Jamie... ¿por qué no nos dijiste que te estabas sintiendo tan mal? C-creíamos que tu enfermedad estaba cesando y...
—No quería preocuparlos.... ¿qué te han dicho los doctores?— ella comenzó allorar desconsoladamente, y llamé a Ali, quién también estaba en la habitación.
—Jamie... ya los doctores no pueden hacer nada...— su voz se estaba quebrando y eso quebraba mi corazón también, ¿o sería mi enfermedad? ¡Dios, me estaba muriendo!
—¿Ya... ya no podré... seguir...?— Ali negó con la cabeza y comenzó a llorar con mi madre. Yo también estaba llorando. Todo lo que había soñado con Alessa, no podía ser, yo estaba a punto de morir. <Te amo, Alessa>, susurré, mi pecho dolió como nunca y cerré los ojos.

[Alessa]
No había sabido de James en muchos días y como no contestaba su celular, llamé a Ali.

—Hola, ¿puedo hablar con James?
—Alessa...
—¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?
—Alessa... ¿él no te lo dijo, verdad, nena?
—¿Decirme qué?
—Sobre su enfermedad...
—¿Q-qué enfermedad?

De pronto lo supe. James, sí estaba enfermo y no había querido decirme. Ali intentaba decirme que él ya no... Ya no estaba con nosotros.
No podía llorar. Sólo caminé a mi casa y tragué saliva al entrar. Subí a mi cuarto ignorando a mis papás, me encerré y mi corazón latía a mil por hora. No, no podía ser, no MI James. Cuando me di cuenta, estaba llorando y gritando.
Mis padres llegaron corriendo espantados por mi grito. Sentí a mi madre agarrando mi brazo y alejándome de la ventana por la que quería lanzarme.
*/

Han pasado tres meses. Tres meses desde que perdí al amor de mi vida. No he podido superarlo, no he podido hacer nada desde entonces. Mis papás me trajeron a un lugar en donde no hay ventanas, sólo mucho cuartos con paredes blancas y personas dando vueltas; ellos me han traído a un hospital mental. No me interesaba en lo absoluto, yo sólo quería a mi James de vuelta.
El solo pensamiento de que ya jamás volveré a ver sus brillantes ojos hazel detrás de sus anteojos, me deprime, me rompe el corazón y me dan ganas de morirme, pero sé que él no quiere que lo haga. Él quiere que sea feliz, pero yo sin él no puedo serlo.